viernes, 31 de enero de 2014

RECONSTRUCCION FACIAL EN 1918


El 4 de abril de 1918 con un disparo que debió ser mortal. Como sabemos, la Primera Guerra Mundial estuvo dominada por potentes explosivos de tierra y artillería, y esto dejó un sinnúmero de hombres con todo tipo de lesiones, y entre ellas, traumas faciales tan graves, que quedaban irreconocibles hasta para sus familiares. Muchos soldados quedaron incapacitados de ver, oír, hablar, comer o beber.

Esta curiosa y escalofriante historia clínica corresponde a un paciente británico. Se trataba de un soldado de 23 años a quien le dieron un nombre clave, Sea A. J.
A.J. recibió un disparo de lleno en su cara, lo que le provocó fractura de mandíbula y mentón, con gran pérdida del hueso de su maxilar inferior. Lo único que le quedó intacto fue la lengua y algunos dientes superiores. Este soldado fue sometido a 17 operaciones entre los años 1919 y 1922, para tratar de reconstruir su rostro.


Imaginen que todo esto sucedió hace casi cien años, cuando los médicos no contaban con la tecnología ni los métodos de hoy en día. Los cirujanos de principios del siglo XX tenían muchas limitaciones y falta de materiales, por eso debían recurrir a su ingenio más allá de todas las técnicas conocidas y utilizar lo poco que tenían al alcance de su mano. Evidentemente eran auténticos artesanos, la creatividad era su herramienta más importante y conseguían logros dignos de quitarse el sombrero.
Ojo que las imágenes son impactantes, pero vale la pena que veamos los pasos y procedimientos que llevaron a cabo los médicos porque no tienen desperdicio.

Como pueden ver en la primeras fotos, le colocaron un armazón de metal para "sustituir" el hueso del maxilar inferior.



Luego debieron preparar un tubo pedical con su pecho y antebrazo. El tubo pedical es un procedimiento que consiste en sacar una larga tira de piel en forma de “U”, que es tomada de la zona del estómago o el pecho. Los extremos de la piel se cosen en forma tubular para evitar infecciones.


Después de varios días, ese tubo de piel fue separado de su brazo y suturado al mentón, para reemplazar los tejidos de la barbilla. Con otro gran trozo tubular que se formó en el hombro derecho corrigieron su mentón. Realmente eran injertos.


Luego formaron lo que llamaríamos "el piso de la boca" con otra tira que sacaron de su hombro izquierdo.







Prácticamente, lo primero que se trató de hacer, fue una reconstrucción interna, como una especie de relleno, para luego hacer la cirugía plástica propiamente dicha.
Cortaron piel y partes de membranas mucosas de una pulgada de ancho para formar su labio inferior.


Lo maravilloso de todo eso es el resultado estético que lograron lo médicos. No cabe duda que la habilidad de esos médicos, cambió la vida de A. J. completamente.



Lo que se usaba para anestesiar al paciente, era simplemente éter, que en este caso se lo administraban de manera intratraqueal -ya que a él no se lo podían administrar por boca- o simplemente dejaban caer una gotitas sobre una almohadilla que le colocaban sobre el rostro, para que éste lo inhalara y así se durmiera.
Lo espeluznante del caso, es que el efecto anestésico sólo duraba de tres a cuatro horas, y convengamos que las intervenciones tan complejas que le hacían a A.J. deberían durar mucho más que eso. ¿Cuántas veces este pobre soldado se habrá desmayado del dolor despertando en medio de las operaciones?

Aunque obviamente la recuperación estética es mucho menos complicada que la recuperación funcional, en este punto deberíamos preguntarnos ¿qué tipo de vida habrá llevado este soldado después de esas cirugías? No hay datos sobre eso, pero en la historia clínica se certifica:

"...A.J. no pudo volver a usar prótesis dentarias inferiores, porque su mandíbula no soportaba mucho peso, aunque si logró sostener su boca cerrada con infinidad de tratamientos y masajes. Lastimosamente nunca pudo recuperar su capacidad de masticar".

Me pregunto cómo habrá soportado tanto dolor este pobre soldado. Otros con mucho menos sufrimiento, enloquecen o terminan suicidándose por lo traumático de los tratamientos.
Igual, me imagino que los analgésicos que tenían en aquella época, no tendrían ni de cerca la efectividad de los que tenemos hoy en día. No puedo dejar de imagininar su vida terriblemente sufrida y dolorosa, alimentado sólo a base de papillas y sin poder ni hablar.
Estos son los casos en que uno se pregunta si tuvo suerte al ser un sobreviviente, o fue lo peor que le pudo haber pasado. De todas formas, los médicos de esa época se merecen toda nuestra admiración, ya que en lugar de dejar que muriera en el campo de batalla, lograron con lo poco que tenían a mano, este magnífico resultado.

Fuente: 1

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...